En el Johns Hopkins APL (Laurel, EEUU), tres horas antes del impacto, gran cantidad de puestos al aire libre sirven comida, bebida y exhiben los últimos avances en robótica e inteligencia artificial. Asistentes de todas las edades se mueven eufóricos sobre la hierba. Los niños corren con las manos llenas de regalos: pines de la misión DART, donuts de colores… Aquí y allá, los miembros de la misión lucen orgullosos sus camisetas corporativas, dejando claro que ellos son parte activa de lo que se anticipa será un gran éxito.
En una estancia se proyecta la sala de control de la misión, junto con la retransmisión en directo de la televisión de la NASA. Aunque inicialmente está vacía, pronto comienza a llenarse de impacientes espectadores. Muchos de nosotros nos agolpamos frente a una de las pantallas, donde el asteroide Didymos se vislumbra como un puntito blanco. Los más impacientes empiezan a hacerse fotos con la pantalla de fondo. El tiempo parece detenerse.
Didymos, situado a 11 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, pronto empieza a perfilarse como un asteroide extrañamente alargado.
- ¿Qué pasa? - pregunta uno.
- Es demasiado elongado, ¿no crees? - le responde otro.
- Esto le confiere más estabilidad al sistema, creo yo - añade un tercero.
Pero ¿dónde está el objetivo de la misión, su satélite Dimorphos? Al principio, es solo un píxel brillante junto a Didymos. Al acercarse la nave, resulta ser mucho más esférico de lo previsto. En la superficie de ambos se puede observar la existencia de abundantes rocas, mezcladas con regolito. Tal y como se esperaba, se trata de dos asteroides tipo “pila de escombros”.
DART se acerca a su destino y aumenta la excitación. Hace la última parte del trayecto de manera autónoma. El choque es inminente. La audiencia empieza a gritar. Nos acercamos aún más y… fundido en rojo. Se pierde la comunicación. La cámara interna ha dejado de retransmitir y eso indica que la misión ha sido un éxito: DART ha dado en el blanco. A las 19:14 del lunes 26 en Washington DC (las 01:14h de la madrugada del martes 27 en la España peninsular), la nave se ha estrellado contra el asteroide a 27 760 kilómetros por hora -6,6 kilómetros por segundo-.