Es lo que les representa; lo que traslada a sus clientes al siglo XVII, cuando los cocineros italianos desarrollaron las primeras máquinas para elaborar la pasta. Desde entonces, el plato ha ido sufriendo muchas variaciones según el lugar de su elaboración. Ha pasado de contar únicamente con la salsa de carne a incluir todo tipo de verduras como la col o, incluso, a hacerle únicamente de productos del campo.  

    Por ello, pese a las variantes y estilos de otros países, que han atentado contra su unicidad, la lasaña de la Pizzería Napoli reina actualmente en el mercado gracias a la gran elaboración de su salsa boloñesa. «La dejamos 6 horas y media en reposo para que reúna el sabor especial y tenga el toque que encandila a la gente. Es lo que la diferencia del resto, porque mucha gente cree hacerla de manera adecuada en una hora, pero se equivoca», explica Vito Chiavacci, uno de sus tres gerentes. 

    También insiste en excluir las congeladas o precocinadas de su término, porque son dos platos totalmente diferentes. «La gente que degusta nuestra lasaña y, con el tiempo, recurre por comodidad a una del supermercado, siente la diferencia al instante», apostilla. Además, la Napoli añade varias piezas de queso de ricotta o requesón, que le aportan esa mezcla de sabores que el resto de productos apenas contempla.  

    Así pues, lo que surgió allá por el siglo XVII y tomó la distinción de lasaña, se ha apoderado de la tradición y del sabor de la pizzería, junto al resto de platos. Es más, la mayoría de sus comensales, después de conocer la gran elaboración que hay detrás de ella, están acudiendo a probarla. Porque la lasaña de boloñesa de la Napoli tiene un sabor inigualable.