Una pelota calva y un experimento con jugadoras de la WTA son la clave para hablar de un tema silenciado, pero muy común
En el deporte, todo se mide: la velocidad, la fuerza, la resistencia. Sin embargo, hay algo que sigue sin estar en el radar, pese a afectar a millones de personas: la pérdida de cabello. Por ese motivo, la extenista y medallista olímpica Anabel Medina e IMR, dirigida por el prestigioso dermatólogo José María Ricart, se han unido para presentar The Bald Tennis Ball (la pelota calva), una campaña sin precedentes en el tenis profesional femenino. La iniciativa toma forma en una pelota de tenis con una zona calva. Una imagen sencilla, directa, que habla sin palabras de lo que muchas mujeres - y también hombres - viven en silencio, y que en el caso del deporte profesional afecta no solo a su vida, sino también a su rendimiento.
No en vano, tal y como revela la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), 1 de cada 3 mujeres sufrirá algún tipo de alopecia a lo largo de su vida y en el alto rendimiento, los factores de riesgo se multiplican: estrés físico, exposición solar, peinados extremos, gorras, gomas o el propio sudor. Elementos cotidianos que van debilitando el folículo sin que se note, hasta que se hace más evidente.
Un experimento para hacerlo visible
Para visibilizar el impactante dato de la caída capilar entre mujeres, las jugadoras de la WTA recibieron un bote con tres pelotas: dos normales y una calva. Además, probaron varias pelotas de tenis con diferentes estados de alopecia, desde una pequeña calva en la raya del cabello hasta una con una calva más visible. Al jugar con ellas, algunas sonrieron; otras se sintieron incómodas. Sin embargo, todas notaron la diferencia y muchas dijeron algo tan simple como potente: No la usaría. Se siente rara. Parece mentira cómo el pelo afecta a la dinámica.